JESÚS, NUESTRA ESPERANZA EN LA NAVIDAD (Inédito 18-11-2017)

 

JESÚS, NUESTRA ESPERANZA EN LA NAVIDAD

 


 

Jesús es siempre la esperanza para el cristiano, y no solo para los cristianos, todos parecemos esperar algo en Navidad, unos desean los encuentros familiares, otros los adornos navideños y las luces, otros los regalos, o simplemente tiempo de vacaciones y tiempo libre.

Pero nosotros los cristianos tenemos que ser portadores de esperanza, del mensaje de paz, de amor y de justicia que se dio hace más de dos mil años  cuando vino el Salvador al mundo, para darnos una razón por la que vivir, es más, para dar sentido a nuestra vida.

Debemos observar el sosiego que da contemplar el misterio del Belén, del nacimiento del Mesías, un pesebre sereno y tranquilo, mirar con ternura a un niño recién nacido, el amor, el cariño de sus padres, un tiempo de paz, un tiempo de familia y encuentro.

Pero nunca olvidemos cual es el punto de unión de todas las familias, el motivo es el nacimiento del niño, del “Dios con nosotros”, en nuestras vidas y que nos une para compartir momentos entrañables.

En ocasiones este momento navideño puede convertirse en momento de soledad y de tristeza por el recuerdo de seres queridos que ya no están con nosotros, o del recuerdo de situaciones personales y familiares difíciles. Por ello la Navidad para el creyente debe ser motivo de gozo porque el mismo Dios viene a nosotros, debe por lo tanto debe ser secundario  las comidas, los regalos, incluso los reencuentros. La Navidad no puede ser motivo de tristeza, no caigamos en los superficial y sentimental.

Por ello dejemos de lado la desesperanza y llenemos de luz, de colorido, miremos este tiempo como algo nuevo que brota en nosotros, como el árbol de Jesé, cuando veamos el árbol de Navidad, veamos al mismo Cristo, él afirma: “Yo soy la raíz y el retoño de David”. Ese árbol es la historia misma de la salvación, es la genealogía del Salvador, es también el árbol de la vida, y nuestra vida se encuentra en el misterio de la encarnación, que es el amor desbordante de nuestro Creador a toda la humanidad, a todos nosotros, es un Dios encarnado que es amor y fragilidad, que es entrega, que es esperanza y misericordia para todos los pueblos de todos los tiempos.

Javier Abad Chismol

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