QUIEN DICE LA GENTE QUE SOY YO?
LA FE SIN OBRAS ESTÁ MUERTA
El Señor nos anima a seguir adelante, a no desfallecer a
pesar de la dificultad y de la adversidad, nos abre oído como al sordo y nos
desvuelve la vista como al ciego, aprendemos y entendemos el precio de la
verdad y de la lucha por la libertad.
Por eso ofrecemos nuestras espalda a los golpes, aceptamos
los ultrajes y los insultos, estamos dispuestos a llegar hasta el final en esta
conquista, porque sabemos que la empresa en la que estamos no es nuestra,
estamos con el Señor, y él es nuestro abogado, nuestro alcázar, nuestro
defensor, por eso nos da igual la denuncia del mundo, del impío, del incrédulo,
de aquellos que piensan que a Dios se le puede burlar o incluso aniquilar, no
seremos decepcionados y por eso podemos hacer frente a los enemigos.
La coherencia, la transparencia viene del Señor que nos
ilumina, el apóstol Santiago nos lo dice muy claro, no podemos amar a Dios y
decir que le queremos cuando nuestra vida está vacía de obras. Es una llamada a
la conquista de la verdad con nuestra propia vida si fuera incluso necesario.
Es vital construir un mundo más justo y solidario, ¿de qué nos sirve la queja
si luego nos somos capaces de hacer nada? A veces nos contentamos con pensar y
decir que está todo muy mal, y nos quedamos tan solo con lamentaciones, y eso
nos hace estar inertes, quietos, como aquel que espera su final sin poder hacer
nada. Es como cuando vemos que las Iglesias, las parroquias se van vaciando, y
no hacemos nada para remediarlo. Tenemos que apostar por la Evangelización, por
la conquista de Cristo, que se vea a los cristianos por cómo viven, por lo que
hacen, que el que vea un cristiano vea a una persona animada, llena de
esperanza y con entusiasmo, el Señor no nos quiere quietos, no caigamos en la
tentación del demonio, en la impasibles y en la desmoralización.
Hoy el Señor nos pregunta a cada uno de nosotros ¿Quién dice
la gente que soy yo? ¿Qué pensamos nosotros? A veces no entendemos, no comprendemos,
vivimos engañados, nos ocurre como a Pedro que no quería consentir el
sufrimiento de Jesús, y el mismo Señor le dijo; ¡Apártate de mí Satanás que
piensas como los hombres! Estamos llamados a configurarnos con el Señor, a
mirar con los ojos de la fe y no con los ojos del mundo.
Seguir a Jesús es dejarlo todo, cargar con su cruz y estar
dispuesto perderlo todo, el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que
la pierda por el Señor y la Buena Noticia, se salvará.
Javier Abad Chismol
Muchas gracias, siempre nos queda lo mejor de las mejores almas
ResponderEliminarEl Señor no nos quiere quietos. ¿De qué sirve la queja si después nos quedamos inertes? Grandes reflexiones para actuar con el Amor que nos regala el Señor ya mismo.
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