¡DESPERTAD DEL SUEÑO! ¡VIENE NUESTRO REDENTOR! (Inédito 30-11-2017)

 

¡DESPERTAD DEL SUEÑO! ¡VIENE NUESTRO REDENTOR!

 I Domingo de Adviento (Ciclo-B) 



Isaías nos enseña cual es el camino que nos conduce al Señor, que nos lleva al encuentro gozoso con un Dios que es Padre y que es amor. Él reunirá a todos los pueblos de la tierra, nos llevará a la paz, a la verdadera paz que nos conduce a la libertad auténtica, aquella que hace que el ser humano y la humanidad entera rompa sus cadenas. El Señor es Nuestro Redentor, y nos marca el camino que conduce a la luz, la luz que es la venida de Dios a nuestras vidas y a nuestros corazones.

Nosotros somos la arcilla, Él es el alfarero, hijos suyos somos por amor y en gratuidad, él nos conduce al camino que nos lleva a la liberación de la esclavitud y del pecado.

Hoy vamos alegres a la casa del Señor, hoy vemos como la luz de la venida del Señor empieza a alumbrar los corazones, las casas, los pueblos, hoy comenzamos la preparación de la Navidad y por eso estamos alegres.

Despertemos del sueño, de nuestra ausencia de esperanza, porque llegan días de gloria y de liberación. Despojémonos de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz.

Hoy se nos llama a la dignidad del que vive a pleno día, que no tiene una vida oculta llena de pecado y oscuridad, hoy abrimos nuestros corazones para que la luz del Señor ilumine nuestras vidas y sirva de esperanza a la humanidad entera, nada de pecado y perversión, seamos coherentes con el regalo que el Señor nos ha dado que es la fe que se transforma en obras.

Por la maldad creciente se enfriará el amor de la mayoría, no consintamos que el pecado, la corrupción, la doble moral, nos aleje del amor de Dios, portémonos con la dignidad que corresponde a la llamada de ser seguidores de Jesucristo.

No se trata de una amenaza, es un toque de atención por parte del Señor, como Padre bueno que quiere lo mejor para sus hijos, que quiere que todos se salven y entren por la puerta de salvación. El descuido, el abandono, la dejadez, nos podría llevar a nuestra destrucción, por eso despertad del sueño y levantad la cabeza.

Estemos atentos y estemos en vela, no con temor, sino con esperanza de un encuentro gozoso y dichoso. Estemos alertos al cumplimiento de la voluntad de Dios y de su venida.

 

Javier Abad Chismol

 


 

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