MENSAJEROS DEL REINO
El cristiano debe vivir atento a todo lo que le acontece, a lo que le rodea. Dios nos habla continuamente y se sirve de todo y de todos. HAY QUE APRENDER A ESCUCHAR, algo que resulta realmente difícil, ya que la mayoría de las veces uno está demasiado pendiente de lo suyo, no tenemos tiempo para escuchar, no oímos las voces de socorro que muchas veces nos rodean. Todo nuestro mundo tiene prisa y no hay tiempo para los demás, no somos capaces muchas veces de olvidarnos un poco de nosotros mismos para poder ver más allá y observar las necesidades de mis hermanos. No somos capaces de escuchar a los hombres, pero si no somos capaces de estar atentos a todos los que nos rodean, tampoco podremos escuchar a Dios, y eso es grave para el cristiano, no oír la voz de Dios que se manifiesta en mis hermanos y que nos habla a nuestro interior, donde habita un corazón demasiado preocupado por sí mismo, y con unos tapones enormes en las orejas que hacen que no escuchemos nada, que no entendamos nada, que se nos pierda el mensaje. No podemos decir me voy a rezar, cuando un hermano que está a tu lado te necesita. ¿Hay mejor oración que escuchar a tu hermano, dedicarle algo de tiempo? Luego te vas a rezar, y entonces habrás rezado dos veces, y además habrás entendido el mensaje de querer a tu prójimo, Y TU PRÓJIMO ES EL QUE TE NECESITA. ¡Hay algo más importante que tu hermano? Si realmente lo hay, es que también hay cosas más importantes que Dios.
Dios nunca te pedirá nada que luego no puedas suplir, si tienes un examen y un amigo te necesita, discierne cuál debe ser tu actitud, habla con Dios, pídele consejo, déjale que sea tu consejero, tu guía, de seguro que te llevará a una buena decisión, a buen puerto. Imagínate que tú necesitas a Dios, que te encuentras mal, que tienes un problema, le necesitas, ¿cómo te gustaría que actuara Él? Pues si sabes la respuesta, haz lo mismo, pórtate con los demás como sabes que tu Padre lo hace, con amor infinito, con paciencia, con comprensión, Él siempre deja sus cosas por ti, Él se preocupa, te atiende. Pero no te olvides que debes escucharle, la comunicación con Él no es hablar insistentemente, Él ya sabe lo que tú necesitas, sabe lo que quieres, y lo que te conviene, aunque tú no lo sepas.
Javier Abad Chismol
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