INVOCACIÓN A LA MISERICORDIA Y EL PERDÓN, Reflexión del 17 de marzo de 2020


PERDONA A TU PUEBLO



Martes de la III Semana de Cuaresma A

El profeta invoca al Señor ante el desconcierto y el temor, porque el hombre en ocasiones se siente abrumado ante la dificultad el dolor y la dificultad,  el profeta Daniel pide al Señor que no le abandone, que Dios a pesar de nuestro pecado no rompa su alianza con el hombre.

La calamidad, el dolor, la desgracia, ¿es un castigo divino? Muchos en estos momentos pueden pensar que el hombre ha abusado del Creador, ha renunciado a él, ha despreciado la vida del hombre, y la consecuencia del pecado del hombre del desprecio a la vida sea la propia destrucción de la humanidad.

Dios es amor y misericordia, a su vez es trascendencia, la vida no es solo lo que vemos, es un canto a la esperanza y al consuelo, porque Dios no nos deja nunca de la mano y pedimos con fe su auxilio. La misericordia que pide el profeta para que los opresores no destruyan al pueblo de Israel, porque se sienten pequeños ante el enemigo.


Llamada al perdón de unos a otros, del respeto a los demás, hoy más que nunca debemos salir de nuestro egoísmo para pensar unos por otros. Cuando Jesús habla del perdón y hasta cuantas veces hay que perdonar, y dice setenta veces siete, que significa siempre, un perdón y misericordia que solo se alcanza con la confianza en Dios, luchando muchas veces contra nosotros mismos.

Aprendiendo siempre a ponernos en la piel del otro, por eso la parábola del siervo ingrato que pide el perdón a su Señor para que se apiade de él, recibiendo el perdón pero a su vez  luego es incapaz de perdonar y ese es su castigo, exigir misericordia y luego ser egoísta.

Así es nuestra sociedad llena de exigencias y de derechos pero luego descuidando a los demás y nuestras propias obligaciones. Invocamos al Señor, que nos libre del mal y nos dé su misericordia infinita, en Él confiamos el solo puede librarnos del mal y llevarnos hacia la fe y esperanza.

Javier Abad Chismol

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