LOS FALSOS DIOSES QUEDARÁN DESTRUIDOS
El Señor quiere que vivamos conscientes de nuestra condición
de finitud, de temporalidad, y por ello nos invita a que vivamos atentos y con
provisionalidad en este mundo. Nuestra tentación es vivir nuestra existencia
como si nuestra permanencia terrena fuera para siempre. Pero los que honran al
Señor los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas.
Viene el día para los arrogantes, para los soberbios, para
los que creen burlar a Dios, para los que han desvirtuado la conciencia del
bien y el mal, de los que han comido del fruto del pecado que es sobrepasar a
Dios, que es pensar que podemos pasar
por encima de nuestro Creador, pues si, les llega el día del juicio, donde se
levantara un sol de justicia, donde podrán ir todos los despreciados de esta
tierra, aquellos que han sufrido los tormentos de la injusticia de una
humanidad que vive sin Dios y al margen por lo tanto de la Verdad plena.
Es el juicio de Dios que acabará con aquellos que pensaron
esquivar a Dios, y su condición humana, ¡que equivocados! ¿Quién puede huir de
Dios? ¿Quién quedará al margen del Único que es justo?
Y para ello trabajemos con ahínco, con interés, miremos
nuestra vida, y pensemos si nos merecemos los dones divinos, si trabajamos con
ganas, si cumplimos la misión que el Señor nos ha encomendado a cada uno de
nosotros. Sí, dejemos la soberbia, el orgullo, la pereza, huyamos de lo fácil,
de lo cómodo, no queramos ir por el atajo que nos propone el demonio, que nos
ofrece grandes cosas, grandes promesas de una manera sencilla, pero que lleva
al final a la condena de nuestra alma, nos dice la Escritura; “el que no
trabaja que no coma”. Porque muchos quieren vivir abusando de los demás, con
pereza y maldad, aprovechándose y rechazando todo tipo de responsabilidad.
Todos nuestros ídolos, nuestros dioses quedarán destruidos,
nuestros falsos altares, aquellos que dábamos culto caerán como gigantes de
barro. Llegará el día de la persecución, de la humillación, de la venida del
vengador, de Satanás que vendrá en forma de autoridad terrena a destruir la
Venida del Reino de Dios, pero vosotros, los elegidos, manteneros firmes, alzad
la cabeza, que llega el tiempo de la liberación.
El Señor nos marcara la senda para caminar en el caos de la
humanidad, que sucumbirá ahogada como en los días del diluvio, pero que no
podrá contra los Hijos de la Luz, es la venida de la gran tribulación, de la
redención y de la salvación.
Javier Abad Chismol
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