ACEPTAR LA CORRECCIÓN
En muchas ocasiones los cristianos tenemos que afrontar la
prueba de la fe, de demostrar al mundo en que creemos, en afirmar públicamente
nuestra confianza en el Señor.
No seremos comprendidos ni entendidos, es más, muchos nos
desplazaran porque no gustan las palabras ni la ley de Dios, es la
incomprensión de un mundo que no quiere dioses ni normas, él mismo quiere ser
su propio dios, eso es lo que escuchamos en el profeta Isaías, llamada
universal al encuentro Dios por medio de los profetas. Para los creyentes es un
reto anunciar la verdad que el mundo no quiere oír, y por eso nos desplazarán,
nos acallarán y nos humillarán.
Esa llamada nos lleva a una corrección en nuestra vida, a
enderezar lo torcido, a volver al camino marcado por Dios. Toda corrección
duele y en muchas veces hasta humilla, pero es necesaria esa fraternidad en el amor
que no huye de lo que es bueno, ¿Qué padre no enmienda a su hijo si ve que se
va equivocar o se va hacer daño? La corrección es amor, caridad, misericordia,
solo aquel que escucha la Palabra del Señor y le ama está preparado para
aceptar la corrección como nos dice la carta a los Hebreos, llevar la cruz y
luchar contra el pecado.
Cristo ha venido al mundo para purificarlo y renovarlo, es
una misión salvadora, pero a su vez, también dramática, hay que esforzarse por
entrar por la puerta estrecha, ¿creemos que lo fácil es lo mejor para nosotros?
El pecado puede apoderarse de nosotros, pongámonos en sus manos y pidamos su
amparo para no separarnos del camino que nos lleva a la salvación.
Debemos esforzarnos por entrar por la puerta estrecha, aceptando la corrección y el esfuerzo que viene de la mano de Dios y que viene a conducirnos hacia la puerta de la salvación., para ello necesitaremos, servicio, humildad y caridad.
Javier Abad Chismol
Hola padre
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