LA IGLESIA VIVE DE LA EUCARISTÍA


CORPUS 2019

LA IGLESIA VIVE DE LA EUCARISTÍA



INTRODUCCIÓN
La Iglesia vive de la Eucaristía, es la experiencia más cotidiana de la Fe, es una costumbre que poco a poco se va devaluando y por lo tanto es importante hacer una reflexión del grado de importancia que tiene en nuestro tiempo actual, en el conjunto de la sociedad y también para cada uno de nosotros, no olvidemos que es el núcleo del misterio de la Iglesia.
Se cumple la promesa del Señor:
 “He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28, 20),
Si lo reflexionamos nos encontramos ante lo más grande, que es el mismo Señor se nos entrega en el pan y el vino que se convierte en su Cuerpo y Sangre y se nos da a nosotros como alimento vital para nuestra fe y nuestra vida. Es el pan bajado del cielo, que se nos da como alimento espiritual.

1-    EL MISTERIO DE LA FE

En la Eucaristía pronunciamos el Misterio de nuestra Fe, porque la fe es un misterio, porque la Eucaristía es algo tan grande que nos desborda, que nos cuesta entender debido a su grandiosidad.
¿Qué es un misterio? El Misterio es aquello que sabemos que es cierto pero que a su vez no somos capaces de demostrar, nos sobrepasa, el que algo sea un misterio no quiere decir que no sea cierto, sino que las medidas que posee el hombre no son capaces de abarcar, medidas como la lógica, la razón, o la ciencia, muchas veces queremos demostrarlo todo, y muchas veces esto no es posible, Dios no es empírico, Dios es fe, por eso unimos el misterio y la fe, es El misterio de la fe, es el misterio del amor más grande que nos dio Jesús, concretamente en la Ultima Cena, cuando se instituyo la Eucaristía, al igual que la Resurrección de Cristo.
¿Cómo el pan y el vino pueden convertirse en el Cuerpo y la Sangre del Señor?
¿Cómo resucitan los muertos?
Son dos preguntas que nos interpelan y que de alguna manera nos bloquea, recordando la controversia que tuvo San Pablo con los griegos, admirando a Jesús como personaje relevante, pero con dudas y escepticismo en dos aspectos.
-         ¿Cómo un Dios muere en la cruz?
-         ¿Cómo aceptar la resurrección de los muertos?
Nos debemos plantear como miramos el misterio de la Eucaristía, y si somos conscientes de lo que veneramos y celebramos, hay dos posturas ante esto, por un lado como simple ritual que se repite en memoria de algo, o actualización del misterio, es decir, ¿creemos que el mismo Jesús se hace presente en el Sacramento?
Algo es realmente cierto, y es que si no trascendemos lo que celebramos caeremos en una rutina o el aburrimiento, porque desde el punto de vista más mundano siempre es lo mismo y para que ir tantas veces, no sirve para nada, podemos caer en la rutina, el aburrimiento y el hastío.
La trascendencia consiste en que encontremos relevancia a lo que estamos celebrando, Jesús mismo está ante nosotros, en su presencia mística en el Sacramento, y se nos da a cada uno de nosotros y se convierte de esta manera espiritual, y al ser nuestro alimento espiritual necesitamos hacerlo con asiduidad, es como el comer, no nos planteamos que comimos ayer, sino que tenemos que comer todos los días para vivir, por eso su carne es verdadera comida y su sangre es verdadera bebida.

 2-  LA EUCARISTIA EDIFICA LA IGLESIA

Es bueno también hacer una reflexión sobre la Iglesia, ¿Qué es la Iglesia para cada uno de nosotros? La Iglesia ha sido la que nos ha dado los Sacramentos, la que nos ha acogido en su seno, la que en los momentos más importantes de nuestra vida se ha hecho presente, momentos como nuestro nacimiento, el bautismo, matrimonio, la enfermedad, en nuestra Primera Comunión, cuando se hace presente el Sacramento Eucarístico, porque se nos entrega por puro amor, pero ahí tendríamos que separar lo que buscamos en nuestro corazón cuando acudimos al Templo a celebrar, si buscamos un encuentro con el Señor o si la motivación es social o cultural.
Todos sabemos de casos y de personas que solo acuden ante los acontecimientos y por lo tanto es una motivación ajena a la fe, es más en ocasiones son momentos de encuentro familiar sin más en un marco eucarístico, ¿será correcto?
Se ha reflexionado muchas veces sobre la validez del sacramento ante la carencia de la fe, ante la falta de abrazo a la gracia que se recibe en el mismo, algo es fundamental, es necesaria la fe, sin ella no hay nada, sin ella es un conjunto de gestos sin más, ¿Qué ocurre ante nuestros ojos en la consagración? Es el mismo Señor que se hace presente ante nosotros, pero unos miraran y no verán, se quedaran con lo aparente, la verdadera catequesis es que se pueda descubrir la gracia, y milagro de la presencia mística de Cristo.

3  APOSTOLICIDAD DE LA EUCARISTIA Y DE LA IGLESIA

La Iglesia esta cimentada sobre los apóstoles y ellos nos han dejado un gran legado, han cumplido la misión que el Señor les había encomendado, ¿es la gracia de los sacramentos la que ha hecho que perdurará hasta nuestros días, o por el contrario solo ha sido un hecho histórico que ha pasado por tradición de generación en generación?
Muchas veces se ha discutido la gracia del sacramento o si la santidad, la bondad o el pecado del ministro daban o quitaba validez al Sacramento. El Sacramento en sí es válido, independientemente de lo bien o mal que me pueda caer el sacerdote o el ministro que preside la eucaristía.
Estamos llamados a ser testigos fieles del legado que nos entregaron los apóstoles, debemos transmitir esa fe, ese mensaje que ha perdurado de generación en generación, el legado del Evangelio, el envio:
“Ir al mundo entero y bautizar en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu”.
Y la verdad, nunca ha sido fácil, especialmente cuando hay una desconexión entre los valores y consejos evangélicos y las propuestas del mundo y la sociedad, ¿Cómo reconciliar esto?
La Eucaristía es el centro y cumbre de la vida de la Iglesia, también lo es el ministerio sacerdotal, por eso Jesucristo reiteró “Es la principal y central razón de ser del sacramento del sacerdocio”.
La Eucaristía es el centro de la vida de la comunidad, de ahí deriva la caridad, por ese motivo el vincular la Caridad con la Eucaristía, Sacramento de amor, de entrega de común unión de Cristo con la Iglesia con los hermanos, con toda la comunidad.

4- EUCARISTÍA Y COMUNIÓN ECLESIAL

En la Eucaristía se crea una verdadera comunión eclesial, nos une a todos y marca la vida de la Iglesia, de los creyentes, de la comunidad y de la vida de las personas, la Eucaristía dignifica la vida de las personas, por ese motivo ofrecemos misas por nuestros difuntos, aun cuando no hay una verdadera fe, hay una majestad que dignifica, porque se percibe la presencia mística de Cristo.
La pregunta que nos hacemos hoy nosotros es si en verdad hoy vemos comunidad eclesial, nos sentimos comunidad cristiana, si tenemos sentimiento de pertenencia, cada vez se da más el caso de los cristianos ambulantes, católicos que se alejan de su comunidad en busca de algo que les llene más, algo distinto, se despreocupan de la eclesialidad de la comunidad para buscar horarios más cómodos, climatología más agradable, e incluso una mayor simpatía hacia al celebrante, en una manera de misa a la carta, esto lleva a su vez a una falta de compromiso concreto y lleva a una dispersión.
Seguramente también nos cueste aceptar el declive de católicos practicantes, y la estructura muy grande con muchas iglesias y comunidades no ayude a hacer comunidad, deberíamos ser conscientes de que es muy importante unir, y no convertir las comunidades, en oferta y demanda, la división crea debilidad y es observada desde fuera.

5- ESTADO DE LA CUESTIÓN ACTUAL

-         ¿Qué valor real tiene para el creyente la Eucaristía?
-         ¿Se lleva a cumplimiento el Tercer Mandamiento de la Ley de Dios?
-         ¿Realmente santificamos las fiestas?
-         ¿Ha habido una relajación en la exigencia del Sacramento?
-         ¿Cuándo acudimos realmente a la Eucaristía?
Quizás lo más delicado del tema, del estado de la cuestión, es la devaluación del sacramento, es decir, hoy por hoy, la mayoría de los que se consideran católicos, se consideran que no son muy practicantes, se queda relegado para momentos puntuales, pero además se hace sin ningún tipo de conciencia de culpa, porque no es vital la asiduidad a la Eucaristía, ¿para qué? Muchas veces escuchamos afirmaciones de que los importante es ser buenas personas, entonces ¿para que ir? Seguramente se tienen cosas mejores que hacer, el culto dominical queda para unos pocos, en general de edad avanzada, que consiguen perseverar por dos motivos fundamentales, por tradición o costumbre y por la necesidad de Encuentro con Dios, que es la verdadera motivación.
¿Podemos estar una semana, un mes o hasta tres meses sin comer? Es evidente que no, pues la Eucaristía es el alimento espiritual, es el pan bajado del cielo, el mismo Señor se nos hace presente a través del pan y el  vino, de su Cuerpo y de su Sangre, y pasa a formar parte de nosotros, es el alimento que nos da la vida, la verdadera vida, la vida eterna.

5- DECORO DE LA CELEBRACIÓN

El Concilio Vaticano II quiso acercar la liturgia al Pueblo, que la Eucaristía fuera algo más próximo, ahora bien, para muchos quizás se banalizó demasiado, por este motivo muchos añoraban la antigua liturgia que parecía que estaba más llena de solemnidad o de dignidad.
Al igual que se valoraba la dignidad del ministro también tenemos que valorar el decoro de la celebración, evitando la banalidad, ¿Cuál es el punto medio entre la cercanía y la dignidad? Algunos sacerdotes incluso deciden no ponerse la casulla, ¿cercanía, comodidad? Incluso utilizar la copa y el cáliz lo más vulgar posible, recuerdo una Iglesia en Madrid que utilizaba una copa de vino de cristal como cáliz.
Podemos caer en varias tendencias, que creo pueden ser peligrosas:
-         No dar importancia para nada a la liturgia y a lo que celebramos, cayendo en cierto modo en la vulgaridad, rebajando la grandeza del misterio, casi como un encuentro de cena de amigos.
-         Por otra parte ser un purista litúrgico, y querer todo con el máximo decoro, máxima dignidad, pero que a su vez provoca cierto alejamiento del pueblo, y que se esté más pendiente de lo aparente de lo que realmente es importante.
-         En el término medio esta evidentemente la virtud, es lo que intento hacer el Concilio Vaticano II en la Sacrosanctum Concilium, acercar al pueblo la liturgia, procurando un acercamiento pero sin desechar la dignidad litúrgica.
-         La constitución Sacrosanctum Concilium sobre la sagrada liturgia es una de las cuatro constituciones conciliares emanadas del Concilio Vaticano II. Fue aprobada por la asamblea de obispos con un voto de 2,147 a 4, siendo promulgada por el papa Pablo VI el 4 de diciembre de 1963. El objetivo principal de esta constitución fue aumentar la participación de los laicos en la liturgia de la Iglesia católica y a su vez llevar a cabo la actualización de la misma.

CONCLUSIÓN

Debemos saber qué lugar ocupa la Eucaristía en la vida del creyente, como un acontecimiento cotidiano dentro de lo extraordinario que es, esto es, que es un momento grandioso de acercamiento entre Dios y los hombres, es el sacramento del amor, de la entrega, de la actualización del misterio de amor que es como se hace presente Cristo a través del pan y el vino que en la consagración se convierten en su Cuerpo y en su Sangre.
Y además tenemos la fortuna que podemos participar de una manera asidua, que nuestra motivación sea la del encuentro con el Señor, purificado de intenciones, que tengamos necesidad del encuentro, que tengamos hambre del pan vivo que ha bajado del cielo, que nuestra motivación sea pura de intención que no privativa, es decir, primero el encuentro después otras muchas circunstancias que dan sentido y dignifican el sacramento, tales como una intención de un difunto, una Primera Comunión, una boda, una fiesta patronal, un aniversario, eso es un añadido al milagro de la presencia mística de Cristo.
Purificar el Sacramento, sentir hambre de Dios, venerarle por puro y autentico amor, que refleja la caridad cuyo alimento fundamental es la Santa Misa, esto purifica la intención y nos acerca a la verdadera voluntad de Dios con cada uno de nosotros.
Alabemos y veneremos este regalo, a Jesús Sacramentado, regalo de amor, alimento para el cristiano.
¡ALABADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR!
SEA POR SIEMPRE BENDITO Y ALABADO

Javier Abad Chismol


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