Semana XXII del Tiempo Ordinario (B-2018)


ESCUCHA LA VOLUNTAD DE DIOS

ESCUCHA Y SERAS PUEBLO SANTO Y SENSATO



Lo más importante que podemos hacer los cristianos es tener un espíritu dócil a la voluntad de Dios, es decir, que muchas veces andamos extraviados, como ovejas sin pastor, perdidos y sin rumbo, pero si esto nos pasa es sobre todo porque no sabemos escuchar, porque vamos cegados por nuestros avatares diarios, con nuestras cosas, y por lo tanto no tenemos abierto ni el oído ni el corazón.

Sabemos cuál es la Ley, pero no la cumplimos, o si no la adaptamos. La lectura del libro del Deuteronomio nos habla del cumplimiento de la Ley de Dios, nos dice que no la deformemos, que no la aumentemos y que no la recortemos, en definitiva, se nos dice que no juguemos a ser dioses, que escuchemos y podremos caminar hacia la santidad y la sensatez.

El apóstol Santiago nos interpela a que escuchemos la Palabra, que esa Palabra tiene poder para salvarnos, que seamos dóciles a la escucha y a su cumplimiento, no nos podemos conformar solo con la escucha, porque puede ser que no estemos atentos, bien por dejadez o porque no nos conviene. Nuestra religiosidad auténtica consiste en que la Palabra y los Mandamientos dan fruto en nosotros, y se manifiesta con una caridad verdadera, ayudar a los más necesitados y no quedar contaminados por el mundo.

Por eso Jesús no invita a ser auténticos, a salir de la doble moral, a dejar ritualismo sin fundamento, no podemos honrar al Señor con los labios si nuestro corazón está lleno de odio y de rencor, nuestro alejamiento del Señor nos lleva a sacar de nosotros lo peor que llevamos dentro, que podamos siempre estar unidos a Él para que nuestra vida sea reflejo del amor de Dios.

Javier Abad Chismol

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