Domingo VI de Pascua Ciclo B


ESTO OS MANDO: QUE OS AMÉIS UNOS A

 OTROS


El don del Espíritu Santo es un regalo de Dios que da todos sus hijos sin distinción, porque el Señor ama a todos en gratuidad, no hace acepción de personas, Él acepta al que lo teme con un sano temor de Dios, práctica la justicia sin importar la condición de este.

Ese es el amor gratuito de Dios que se nos da como una gracia que debe ser transmitido de generación en generación. En la Buena Noticia se nos propone el carácter universal del mensaje de la salvación, porque Dios quiere que todos los hombres se salven y entren por la puerta de la salvación.

Estamos llamados a querernos firmemente, a amarnos unos a otros, porque el amor es Dios, todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama es porque no ha conocido a Dios, aunque diga conocerlo o pronuncie su nombre, solo el que ama y perdona de corazón conoce a Dios de verdad.

Dios mando a su Hijo para que descubriéramos el amor verdadero, y para que así podamos vivir por él, en esto consiste el amor, en que Dios nos amó primero y Jesús fue víctima de propiciación por nuestros pecados.

Permanezcamos en el amor Dios, como los sarmientos en la vid, porque sin el Señor no podemos hacer nada, venzamos la tentación del hombre de vivir al margen de Dios, creyendo que podemos reinventar la condición humano y decidir que es el amor, que es la verdad y donde se encuentra la felicidad, ese es el engaño del demonio, que no necesitamos de Dios y que todo lo decide el propio hombre, es decir, expulsar al creador de la vida, es lo que hicieron con Jesús, crucificarlo, expulsarlo porque molestaba en la autosuficiencia del hombre y querer ser como Dios o más que Dios.

Este es el mandamiento que nos da el Señor: que nos amemos unos a otros como él nos ha amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

El Señor nos llama amigos, porque nos trata por igual, el Hijo del Hombre no vino a ser servido sino a servir, porque conocer a Dios es abrazarse al amor gratuito de Dios.

Solo podemos amar de verdad si estamos cerca del Señor, porque sin Él nuestro amor se hace interesado y egoísta, confundimos los sentimientos por eso tenemos que ir a la verdadera fuente que nos dará el amor verdadero y nos dará la auténtica felicidad.

Javier Abad Chismol

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