SERÉIS MIS TESTIGOS
Hoy el Señor asciende a la derecha del Padre, asciende entre
aclamaciones de los ángeles, recordamos algo muy importante para nuestra fe,
hoy reconocemos que Jesús es Dios, que Jesús es el Mesías, que es el enviado
por el Padre para anunciar el camino de la salvación, que es lo mismo que decir
que podemos descubrir que podemos ser felices aquí y ahora, que podemos ser
hombres y mujeres libres y alcanzar la plenitud.
Celebrar el misterio de la ascensión es reconocer que el
Señor ha venido a nosotros por puro amor, por caridad; “nadie tiene amor más
grande que aquel que da la vida por sus amigos”. Jesús ha cumplido la misión
encomendada por el Padre, una misión que es pura entrega hasta el extremo.
Estuvo entre nosotros para hacerse cercano y cotidiano, para que reconocer al
Señor no sea algo de unos pocos, o de la superstición, es algo posible y
cercano.
En ese hacer de Dios está la sabiduría y la plenitud, está
la razón de nuestro existir, y sobre todo la posibilidad de ser felices de
verdad, porque no estamos solos, porque tenemos un gran defensor que está a
nuestro lado y que nunca nos dejará, es el Espíritu Santo, que nos acompaña
todos los días de nuestra vida, esa fuerza no nos dejará, será nuestro guía,
nos concederá sabiduría y prudencia, y lo que es muy importante fuerza para ser
testigos de la verdad plena.
Nuestra misión es el Anuncio de esa verdad que se nos ha
revelado, y ese Anuncio es que Jesús vino al mundo, predico haciendo el bien,
nos dio el Evangelio, murió por cada uno de nosotros y resucito de entre los
muertos venciendo así a la muerte, y que ascendió al cielo y se encuentra
sentado junto a la derecha del Padre para interceder por todos nosotros.
JAVIER ABAD CHISMOL
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