SOIS LA SAL DE LA
TIERRA
La generosidad y la disposición a ayudar a los demás es la característica
fundamental del creyente, es en definitiva estar pendiente del otro, de mi
prójimo, de aquellas personas que el Señor pone a nuestro lado, y que nunca es
por casualidad, nada es casual, son formas de evidenciar nuestro amor a Dios.
Cuando dejamos nuestro egoísmo surge una luz que alumbra
nuestro interior y también a nuestros hermanos, esa es la forma de evidenciar
la existencia de Dios ante los hombres, es el recibir a través del dar, con el
convencimiento que la generosidad no queda en saco roto, y no porque lo hagamos
porque esperamos recompensa, sino porque es el sentido del existir del ser
humano, es encontrar el sentido a nuestro vivir, y hacerlo desde la aceptación
de la voluntad de Dios.
Nuestra sabiduría no es de este mundo, nuestra sabiduría viene
del conocimiento de la verdad, y la verdad es Jesucristo que se nos ofrece en
la Buena Noticia del Evangelio. Y seguimos además a Cristo muerto y resucitado
y ha roto todo esquema humano para llevarnos de esta manera a la trascendencia,
es convertir la sabiduría de los hombres en absurdo y ese es el poder de Dios.
Nos dice el Evangelio, “ser sal para el mundo”, que es dar
sentido a la existencia, y para ello no hay que desfallecer ni acomodarse a la
sociedad ni a las ofertas del mundo, esa es una de las grandes tentaciones que
tiene el ser humano, no negando a Dios pero viviendo al margen, separando la fe
del quehacer de cada día.
Ser luz para el mundo, poder alumbrar para que no domine la
tiniebla, el hombre sin Dios está perdido en la oscuridad del absurdo, y esa
luz debe brillar en los corazones, en las obras y en las palabras, ser luz, ser
sal, ser auténticos para que todos vean en el creyente la esperanza en la
verdad que es Cristo.
Javier Abad Chismol
Primera lectura
Isaías 58:7-10
7 ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin
hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu
semejante no te apartes?
8 Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se
curará rápidamente. Te precederá tu justicia, la gloria de Yahveh te seguirá.
9 Entonces clamarás, y Yahveh te responderá, pedirás
socorro, y dirá: «Aquí estoy.» Si apartas de ti todo yugo, no apuntas con el
dedo y no hablas maldad,
10 repartes al hambriento tu pan, y al alma afligida dejas
saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como
mediodía.
Salmo responsorial
Salmo 112:4-9
4 En las tinieblas brilla, como luz de los rectos, tierno,
clemente y justo.
5 Feliz el hombre que se apiada y presta, y arregla
rectamente sus asuntos.
6 No, no será conmovido jamás, en memoria eterna permanece
el justo;
7 no tiene que temer noticias malas, firme es su corazón, en
Yahveh confiado.
8 Seguro está su corazón, no teme: al fin desafiará a sus
adversarios.
9 Con largueza da a los pobres; su justicia por siempre
permanece, su frente se levanta con honor.
Segunda lectura
I Corintios 2:1-5
1 Pues yo, hermanos, cuando fui a vosotros, no fui con el
prestigio de la palabra o de la sabiduría a anunciaros el misterio de Dios,
2 pues no quise saber entre vosotros sino a Jesucristo, y
éste crucificado.
3 Y me presenté ante vosotros débil, tímido y tembloroso.
4 Y mi palabra y mi predicación no tuvieron nada de los
persuasivos discursos de la sabiduría, sino que fueron una demostración del
Espíritu y del poder
5 para que vuestra fe se fundase, no en sabiduría de
hombres, sino en el poder de Dios.
Evangelio
Mateo 5:13-16
13 «Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se
desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada
afuera y pisoteada por los hombres.
14 «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una
ciudad situada en la cima de un monte.
15 Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del
celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la
casa.
16 Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que
vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los
cielos.
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