III Domingo Ordinario A

UNA LUZ MUY GRANDE VIENE PARA

 ALUMBRAR       


Cristo es la luz del mundo, que viene a todos nosotros para sacarnos de la tiniebla, la tiniebla es el pecado, es la ausencia de Dios, vivir sin Dios es como vivir desorientado, sin rumbo, es como estar extraviado, por eso nos afirma la Escritura que el pueblo que andaba perdido, a oscuras, vio la luz, esa luz es la Buena Noticia del Evangelio, que debe alumbrar nuestros pasos.

El apóstol san Pablo nos hace una llamada a la unidad, una unidad que se debe entender desde dos posturas, una de ellas es que la humanidad no puede andar dividida, que de la división, de la disputa, nacen las contiendas y las guerras, que de la desunión viene lo peor del hombre, siendo capaces de destruirnos, en muchas ocasiones sin piedad.

La segunda idea del Apóstol, y que seguramente es la que tiene mayor sentido es la de la unión de los cristianos, porque muchos siguiendo a Cristo se encuentran divididos y enfrentados. Nos dice que se le ha informado de que discordias entre ellos, se refiere a las primitivas Iglesias. Cada grupo revindicaba su tendencia o ideología, “Yo soy de Pablo”, “Yo de Apolo”, “Yo de Cefas”, “Yo de Cristo”. Y Pablo dice que hay que estar unidos, esto mismo nos lo tendríamos que aplicar cada uno de nosotros, que los grupos de la parroquias estén unidos, que no haya división, la falta de comunicación, y lo peor, la rivalidad, y que incluso se pueda perder el punto de unión fundamental que es Cristo. Y una revisión de vida para el ecumenismo, para la unión de todos los cristianos.

Jesús empezó a predicar por los pueblos y las calles la conversión, el cambio de vida, de actitud, y la venida del Reino de Dios, es en definitiva, encontrar el sentido a nuestra existencia terrena y hacia donde tenemos que poner nuestros pasos.
Y fue llamando a sus discípulos para que le siguieran, de esta manera fundaba la Iglesia; “Venid y os haré pescadores de hombres”. Dejaron lo que estaban haciendo y le siguieron.

Hoy se nos propone revisar cual es la misión de la Iglesia, que es dar luz a las gentes, llamando a la conversión, y que se debe estar unidos para no caer en los retos personales y de grupo que nos lleven a desvirtuar la misión de la Iglesia.


Javier Abad Chismol


Color: Verde
Primera lectura
Isaías 8:23--9:3
23 Pues, ¿no hay lobreguez para quien tiene apretura? Como el tiempo primero ultrajó a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí, así el postrero honró el camino del mar, allende el Jordán, el distrito de los Gentiles.
1 El pueblo que andaba a oscuras
2 vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos. Acrecentaste el regocijo, hiciste grande la alegría. Alegría por tu presencia, cual la alegría en la siega, como se regocijan repartiendo botín.
3 Porque el yugo que les pesaba y la pinga de su hombro - la vara de su tirano - has roto, como el día de Madián.
Salmo responsorial
Salmo 27:1, 4, 13-14
1 Yahveh es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer? Yahveh, el refugio de mi vida, ¿por quién he de temblar?
4 Una cosa he pedido a Yahveh, una cosa estoy buscando: morar en la Casa de Yahveh, todos los días de mi vida, para gustar la dulzura de Yahveh y cuidar de su Templo.
13 ¡Ay, si estuviera seguro de ver la bondad de Yahveh en la tierra de los vivos!
14 Espera en Yahveh, ten valor y firme corazón, espera en Yahveh.
Segunda lectura
I Corintios 1:10-13, 17
10 Os conjuro, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengáis todos un mismo hablar, y no haya entre vosotros divisiones; antes bien, estéis unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio.
11 Porque, hermanos míos, estoy informado de vosotros, por los de Cloe, que existen discordias entre vosotros.
12 Me refiero a que cada uno de vosotros dice: «Yo soy de Pablo», «Yo de Apolo», «Yo de Cefas», «Yo de Cristo».
13 ¿Esta dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?
17 Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio. Y no con palabras sabias, para no desvirtuar la cruz de Cristo.
Evangelio
Mateo 4:12-23
12 Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea.
13 Y dejando Nazará, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí;
14 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
15 ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles!
16 El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido.
17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.»
18 Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores,
19 y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.»
20 Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.
21 Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó.
22 Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.
23 Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

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