UNA LUZ MUY GRANDE
VIENE PARA
ALUMBRAR
Cristo es la luz del mundo, que viene a todos nosotros para
sacarnos de la tiniebla, la tiniebla es el pecado, es la ausencia de Dios,
vivir sin Dios es como vivir desorientado, sin rumbo, es como estar extraviado,
por eso nos afirma la Escritura que el pueblo que andaba perdido, a oscuras,
vio la luz, esa luz es la Buena Noticia del Evangelio, que debe alumbrar
nuestros pasos.
El apóstol san Pablo nos hace una llamada a la unidad, una
unidad que se debe entender desde dos posturas, una de ellas es que la
humanidad no puede andar dividida, que de la división, de la disputa, nacen las
contiendas y las guerras, que de la desunión viene lo peor del hombre, siendo
capaces de destruirnos, en muchas ocasiones sin piedad.
La segunda idea del Apóstol, y que seguramente es la que tiene
mayor sentido es la de la unión de los cristianos, porque muchos siguiendo a Cristo
se encuentran divididos y enfrentados. Nos dice que se le ha informado de que
discordias entre ellos, se refiere a las primitivas Iglesias. Cada grupo revindicaba
su tendencia o ideología, “Yo soy de Pablo”, “Yo de Apolo”, “Yo de Cefas”, “Yo
de Cristo”. Y Pablo dice que hay que estar unidos, esto mismo nos lo tendríamos
que aplicar cada uno de nosotros, que los grupos de la parroquias estén unidos,
que no haya división, la falta de comunicación, y lo peor, la rivalidad, y que
incluso se pueda perder el punto de unión fundamental que es Cristo. Y una
revisión de vida para el ecumenismo, para la unión de todos los cristianos.
Jesús empezó a predicar por los pueblos y las calles la
conversión, el cambio de vida, de actitud, y la venida del Reino de Dios, es en
definitiva, encontrar el sentido a nuestra existencia terrena y hacia donde
tenemos que poner nuestros pasos.
Y fue llamando a sus discípulos para que le siguieran, de
esta manera fundaba la Iglesia; “Venid y os haré pescadores de hombres”. Dejaron
lo que estaban haciendo y le siguieron.
Hoy se nos propone revisar cual es la misión de la Iglesia,
que es dar luz a las gentes, llamando a la conversión, y que se debe estar
unidos para no caer en los retos personales y de grupo que nos lleven a
desvirtuar la misión de la Iglesia.
Javier Abad Chismol
Color: Verde
Primera lectura
Isaías 8:23--9:3
23 Pues, ¿no hay lobreguez para quien tiene apretura? Como
el tiempo primero ultrajó a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí, así
el postrero honró el camino del mar, allende el Jordán, el distrito de los
Gentiles.
1 El pueblo que andaba a oscuras
2 vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras,
una luz brilló sobre ellos. Acrecentaste el regocijo, hiciste grande la
alegría. Alegría por tu presencia, cual la alegría en la siega, como se
regocijan repartiendo botín.
3 Porque el yugo que les pesaba y la pinga de su hombro - la
vara de su tirano - has roto, como el día de Madián.
Salmo responsorial
Salmo 27:1, 4, 13-14
1 Yahveh es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer?
Yahveh, el refugio de mi vida, ¿por quién he de temblar?
4 Una cosa he pedido a Yahveh, una cosa estoy buscando:
morar en la Casa de Yahveh, todos los días de mi vida, para gustar la dulzura
de Yahveh y cuidar de su Templo.
13 ¡Ay, si estuviera seguro de ver la bondad de Yahveh en la
tierra de los vivos!
14 Espera en Yahveh, ten valor y firme corazón, espera en
Yahveh.
Segunda lectura
I Corintios 1:10-13, 17
10 Os conjuro, hermanos, por el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, a que tengáis todos un mismo hablar, y no haya entre vosotros
divisiones; antes bien, estéis unidos en una misma mentalidad y un mismo
juicio.
11 Porque, hermanos míos, estoy informado de vosotros, por
los de Cloe, que existen discordias entre vosotros.
12 Me refiero a que cada uno de vosotros dice: «Yo soy de
Pablo», «Yo de Apolo», «Yo de Cefas», «Yo de Cristo».
13 ¿Esta dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por
vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?
17 Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el
Evangelio. Y no con palabras sabias, para no desvirtuar la cruz de Cristo.
Evangelio
Mateo 4:12-23
12 Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a
Galilea.
13 Y dejando Nazará, vino a residir en Cafarnaúm junto al
mar, en el término de Zabulón y Neftalí;
14 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
15 ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar,
allende el Jordán, Galilea de los gentiles!
16 El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran
luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha
amanecido.
17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir:
«Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado.»
18 Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos
hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar,
pues eran pescadores,
19 y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de
hombres.»
20 Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.
21 Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el
de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo
arreglando sus redes; y los llamó.
22 Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le
siguieron.
23 Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas,
proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia
en el pueblo.
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