XXVI Domingo del Tiempo
Ordinario (C-2016)
COMBATE EL BUEN COMBATE
DE LA FE
Todos queremos seguridades y comodidades y tanto es así, que
nos olvidamos de nuestra frágil condición humana, y vivimos como si nuestra
morada definitiva fuera en este mundo.
Por eso es escuchamos un ¡Ay!, que es un lamento del profeta
por la ignorancia del hombre que pone su corazón en las cosas de este mundo,
que beben, se dejan llevar por los placeres de la carne, que experimentan el
poder y la dominación hacia sus semejantes. Esa queja es porque cuando el
hombre pierde el rumbo de su existencia él mismo se condena y se convierte en
su verdugo.
Cuando uno es hombre de Dios, hay que huir de las cosas
mundanas y romper las cadenas que nos esclavizan, corre al alcance de la
justicia, de la piedad, de la fe, de la caridad de la paciencia en el
sufrimiento y de la dulzura.
La historia del pobre Lázaro y el rico, nos ayuda a sopesar
la justicia verdadera, así como nuestra actitud, por un lado nuestra forma de
ver el mundo y por otro lado la forma de afrontar la muerte y la eternidad,
unir la justicia y la trascendencia, así como lo que significa el juicio de
Dios.
También nos replantea el significado de la justicia divina y
la justicia de los hombres y como Dios no piensa como los hombres, y que puede
haber placer y gozo y luego condenación, y por el contrario puede haber
sufrimiento y luego salvación y gozo verdadero. Es también un toque de atención
para no vivir al margen de Dios y pensar que existe una justicia divina.
Javier Abad Chismol
Primera lectura
Amós 6:1,
4-7
1 ¡Ay de
aquellos que se sienten seguros en Sión, y de los confiados en la montaña de
Samaria, los notables de la capital de las naciones, a los que acude la casa de
Israel!
4 Acostados
en camas de marfil, arrellenados en sus lechos, comen corderos del rebaño y
becerros sacados del establo,
5 canturrean
al son del arpa, se inventan, como David, instrumentos de música,
6 beben vino
en anchas copas, con los mejores aceites se ungen, mas no se afligen por el
desastre de José.
7 Por eso,
ahora van a ir al cautiverio a la cabeza de los cautivos y cesará la orgía de
los sibaritas.
Salmo responsorial
Salmo
146:7-10
7 hace
justicia a los oprimidos, da el pan a los hambrientos, Yahveh suelta a los
encadenados.
8 Yahveh
abre los ojos a los ciegos, Yahveh a los encorvados endereza, Ama Yahveh a los
justos,
9 Yahveh
protege al forastero, a la viuda y al huérfano sostiene. mas el camino de los
impíos tuerce;
10 Yahveh
reina para siempre, tu Dios, Sión, de edad en edad.
Segunda lectura
I Timoteo
6:11-16
11 Tú, en
cambio, hombre de Dios, huye de estas cosas; corre al alcance de la justicia,
de la piedad, de la fe, de la caridad, de la paciencia en el sufrimiento, de la
dulzura.
12 Combate
el buen combate de la fe, conquista la vida eterna a la que has sido llamado y
de la que hiciste aquella solemne profesión delante de muchos testigos.
13 Te
recomiendo en la presencia de Dios que da vida a todas las cosas, y de
Jesucristo, que ante Poncio Pilato rindió tan solemne testimonio,
14 que
conserves el mandato sin tacha ni culpa hasta la Manifestación de nuestro Señor
Jesucristo,
15
Manifestación que a su debido tiempo hará ostensible el Bienaventurado y único
Soberano, el Rey de los reyes y el Señor de los señores,
16 el único
que posee Inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien no ha visto
ningún ser humano ni le puede ver. A él el honor y el poder por siempre. Amén.
Evangelio
Lucas
16:19-31
19 «Era un
hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días
espléndidas fiestas.
20 Y uno
pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas,
21 deseaba
hartarse de lo que caía de la mesa del rico... pero hasta los perros venían y
le lamían las llagas.
22 Sucedió,
pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham.
Murió también el rico y fue sepultado.
23 «Estando
en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a
Lázaro en su seno.
24 Y,
gritando, dijo: "Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que
moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy
atormentado en esta llama."
25 Pero
Abraham le dijo: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida
y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú
atormentado.
26 Y además,
entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que
quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde
nosotros."
27 «Replicó:
"Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre,
28 porque
tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a
este lugar de tormento."
29 Díjole
Abraham: "Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan."
30 El dijo:
"No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde
ellos, se convertirán."
31 Le
contestó: "Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán,
aunque un muerto resucite."»
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