LA VERDADERA SABIDURÍA
¿Quién comprende lo que Dios quiere? Queremos comprender lo
que Dios quiere sin conocerlo y sin acercarnos al misterio, es más, vivimos al
margen de este y luego, se le piden explicaciones de lo que nos acontece en la
vida. Es como si compráramos algo y tiráramos las instrucciones a la basura y
después denunciáramos al fabricante porque no sabemos utilizarlo, eso es vivir
sin Dios, es necedad, y no sabiduría, porque no podemos negar lo que somos y
una rebeldía de esa magnitud solo nos lleva a nuestra propia destrucción,
¿puede el hombre eliminar a su Creador? Podrá negadlo, apartarse, pero no por
ello dejara de existir Dios, podemos no creer en Él, pero este siempre creerá
en nosotros.
Nuestros pensamientos son frágiles, nuestro cuerpo
corruptible, la sabiduría es la
verdadera oración para entender los designios de Dios, unos designios
que nos son revelados cuando decimos Si a Dios y dejamos que intervenga en
nuestra vida.
La nueva y verdadera sabiduría se manifiesta en el
“reconocimiento” de la voluntad de Dios, y esta se basa en la libertad, el
Señor nos ama y nos deja que nos equivoquemos, el Señor nos quiere libres, y
para eso nos da la libertad, un precioso tesoro que puede convertirse en
nuestra perdición.
Tenemos que estar dispuesto a amar al Señor sobre todas las
cosas, de esta manera experimentaremos lo que es la verdadera libertad y la
felicidad, no podemos querer más las cosas de este mundo, cosas frágiles como
nuestra debilidad humana que tarde o temprano perdemos, el sabio es el que
escucha al Espíritu, el que carga con la cruz y sigue al Señor sin condiciones.
En la vida tenemos que ser previsores, no querer ser como
dioses, sobre valorando nuestras fuerzas y negando a Dios, o lo que es más
común, dejarlo de lado, sin negación hay ausencia, es el creyente no
practicante, el que cree solo en su vida, sus proyectos, sus fuerzas, y Dios
aparecerá cuando no haya remedio, es un dios tapa agujeros. Pidamos para que
descubramos al Señor antes de que sea demasiado tarde, antes que nuestra frágil
condición humana se marchite y agote.
Javier Abad Chismol
Primera lectura
Sabiduría 9:13-18
13 ¿Qué hombre, en efecto, podrá conocer la voluntad de
Dios? ¿Quién hacerse idea de lo que el Señor quiere?
14 Los pensamientos de los mortales son tímidos e inseguras
nuestras ideas,
15 pues un cuerpo corruptible agobia el alma y esta tienda
de tierra abruma el espíritu lleno de preocupaciones.
16 Trabajosamente conjeturamos lo que hay sobre la tierra y
con fatiga hallamos lo que está a nuestro alcance; ¿quién, entonces, ha
rastreado lo que está en los cielos?
17 Y ¿quién habría conocido tu voluntad, si tú no le
hubieses dado la Sabiduría y no le hubieses enviado de lo alto tu espíritu
santo?
18 Sólo así se enderezaron los caminos de los moradores de
la tierra, así aprendieron los hombres lo que a ti te agrada y gracias a la
Sabiduría se salvaron.»
Salmo responsorial
Salmo 90:3-6, 12-13, 14-17
3 Tú al polvo reduces a los hombres, diciendo: «¡Tornad,
hijos de Adán!»
4 Porque mil años a tus ojos son como el ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche.
5 Tú los sumerges en un sueño, a la mañana serán como hierba
que brota;
6 por la mañana brota y florece, por la tarde se amustia y
se seca.
12 ¡Enseñanos a contar nuestros días, para que entre la
sabiduría en nuestro corazón!
13 ¡Vuelve, Yahveh! ¿Hasta cuándo? Ten piedad de tus
siervos.
14 Sácianos de tu amor a la mañana, que exultemos y cantemos
toda nuestra vida.
15 Devuélvenos en gozo los días que nos humillaste, los años
en que desdicha conocimos.
16 ¡Que se vea tu obra con tus siervos, y tu esplendor sobre
sus hijos!
17 ¡La dulzura del Señor sea con nosotros! ¡Confirma tú la
acción de nuestras manos!
Segunda lectura
Philemon 9-10, 12-17
9 prefiero más bien rogarte en nombre de la caridad, yo,
este Pablo ya anciano, y además ahora preso de Cristo Jesús.
10 Te ruego en favor de mi hijo, a quien engendré entre
cadenas, Onésimo,
12 Te lo devuelvo, a éste, mi propio corazón.
13 Yo querría retenerle conmigo, para que me sirviera en tu
lugar, en estas cadenas por el Evangelio;
14 mas, sin consultarte, no he querido hacer nada, para que
esta buena acción tuya no fuera forzada sino voluntaria.
15 Pues tal vez fue alejado de ti por algún tiempo,
precisamente para que lo recuperaras para siempre,
16 y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo,
como un hermano querido, que, siéndolo mucho para mí, ¡cuánto más lo será para
ti, no sólo como amo, sino también en el Señor!.
17 Por tanto, si me tienes como algo unido a ti, acógele
como a mí mismo.
Evangelio
Lucas 14:25-33
25 Caminaba con él mucha gente, y volviéndose les dijo:
26 «Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su
madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su
propia vida, no puede ser discípulo mío.
27 El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede
ser discípulo mío.
28 «Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una
torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para
acabarla?
29 No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo
terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo:
30 "Este comenzó a edificar y no pudo terminar."
31 O ¿qué rey, que sale a enfrentarse contra otro rey, no se
sienta antes y delibera si con 10.000 puede salir al paso del que viene contra
él con 20.000?
32 Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada
para pedir condiciones de paz.
33 Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no
renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.
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