SEMANA XVI DEL TIEMPO ORDINARIO
2016-C
SEÑOR, NO PASES DE
LARGO DE TU
SIERVO
MARTA Y MARÍA
Abraham es un modelo de hospitalidad y de acogida, ¿cómo
recibimos al Señor cuando viene a nuestras vidas? ¿Le ignoramos? ¿Hacemos como que
no le vemos, o no nos interesa verlo? Abraham corrió pronto a recibir a sus
huéspedes, les hizo los honores, es un derecho del forastero el ser acogido, es
una predisposición de apertura con el Señor. Acoger al que viene de fuera es síntoma
de un corazón generoso, entregado y desapegado de si mismo.
Es en definitiva cumplir los mandamientos de Dios, el amor al
prójimo, al que está a mi lado y me necesita, es la parábola del buen
samaritano, de saber quién nos necesita y saber también que el mismo Dios pasa
por nuestro lado, sale a nuestro encuentro y nos levanta de nuestras caídas y
dolencias. A cambio de la acogida el Señor le ofrece a Abraham el don de la
vida, ese gran regalo tan preciado y que hoy en tantas ocasiones se desprecia.
Aquel que acoge el misterio de Cristo no tiene que cansarse de
anunciarlo, para que así todos lleguen a la madurez que de la fe y del
encuentro con el Señor. A Pablo la misión del anuncio le ha sido pedida por el
mismo Cristo y esto se hace a través de su Iglesia, que nadie se despiste ni
confunda, sin Iglesia no hay Cristo ni viceversa, no queramos construir un
nuevo Jesús distinto que se adapte a los poderes ideológicos humanos, Cristo es
el que es y no hay otro, por mucho que se empeñen en disfrazarlo.
Jesús es acogido en casa de las dos hermanas, de Marta y de María,
Marta estaba muy atareada con las cosas de la casa y de atender a los
invitados, en cambio María se quedó a los pies del Señor escuchando, Marta se
lo recrimino a su hermana, pero el Señor le contestó que Marta estaba demasiado
inquieta con las cosas del mundo en cambio María había escogido la mejor parte
que son las cosas de Dios.
Ambas son importantes pero siempre será siempre primero
escuchar la voluntad de Dios y Él ya nos marcará el camino y nos dirá hacia
donde tenemos que ir.
Acojamos al Señor es nuestras vidas y cumplamos su voluntad y
el Señor nos dará la verdadera vida.
Javier Abad Chismol
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