FIESTA
DE SAN JUAN DE RIBERA 2016
LUMBRERA
DE ESPAÑA
Parroquia San Juan de Ribera de Burjassot, 2013 |
Después de tres meses que marche de la Parroquia San Juan de Ribera de Burjassot, quiero reflexionar y predicar un año más al Patrón de la Parroquia, aunque sea en la distancia, he ofrecido desde Alberic un novenario a San Juan de Ribera. Y ahora estas palabras.
Recordando y reflexionando sobre de San
Juan de Ribera, actualizamos su historia y su vida, nos remontamos a aquellos
tiempos difíciles de la cristiandad, hablamos de una época que se parece en
cierto modo a nuestro tiempo actual, momentos de incertidumbre, de confusión y
de ataque y desprecio hacia lo religioso.
Había confusión en el mundo católico,
muchas eran las circunstancias que hacía que los hombres y mujeres de fe
tuvieran serias dudas sobre lo que profesaban, es más, parecía que los pilares
fundamentales del cristianismo estaban tambaleándose, se sufrían diferentes
envites por diferentes francos contra la fe, contra la Iglesia y contra las
cosas de Dios. Una persecución encubierta que se iba destapando, tal y como
también apreciamos en nuestra sociedad actual, que está a la espera de una
decadencia que no acaba de llegar, como una ave rapaz que espera a que su
víctima sucumba.
Los herejes, personas que confundían, que
manipulaban la doctrina y las creencias, provocando la huida de muchas personas
que se acercan a los nuevos grupos. Porque no podemos olvidar que el hombre
tiene sed de Dios[1],
y de alguna manera sigue buscando, de una forma u otra, que en muchas ocasiones
no sabe lo que es, pero lo siente en lo más profundo de su ser. Si a esto
juntamos un desprestigio de la Iglesia Católica, pero no una ausencia absoluta
de Dios, nos encontramos ante una especie de religión a la carta, que calma en
cierto modo mi sed hacia la trascendencia, pero niega a la Iglesia. Así de esta
manera mi conciencia queda calmada y mi hipotética relación con Dios, y además
quedo liberado del dogmatismo, de leyes y mandamientos que cumplir, y todo lo
hago con las frases que tantas veces hemos escuchado: “Yo creo en Dios pero no
en la Iglesia”, o “no creo en los curas”, o “Algo tiene que haber”.
Son frases trampa que nos alejan de la
verdad plena, ¿tiene sentido la Iglesia si no es de Dios?, ¿cómo ha perdurado a
lo largo de los siglos?, hace cuatrocientos años ya esperaban que la Iglesia
Católica cayera, pero no fue así, los que sucumbieron fueron los que esperaban,
aquellos que esperaban, aquellos que creían que la Iglesia era un montaje de
unos pocos con un afán de poder.
¿Puede la Iglesia vivir sin Dios? La
respuesta es no, porque es el Espíritu Santo el que la sostiene y el que le da
aire de renovación para que no se desvíe del camino, y si lo hace, poder
rectificar, y caminar hacia la voluntad de Dios que es en definitiva el anuncio
de la Buena Noticia del Evangelio, y eso no entiende de modas, ni de tiempos,
es para siempre[2],
y es ahí donde radica su fortaleza, que no es algo de los hombres, que es cosa
de Dios, y es Él el que lleva la historia de salvación, y por lo tanto las
riendas de la Iglesia[3].
Junto a los falsos creyentes, falsos
conversos y herejes, también tuvo san Juan de Ribera que luchar contra los
infieles, y ¿quiénes son los infieles?, ¿por qué hay que luchar contra ellos?
San Juan de Ribera vivió una época muy
difícil, y la vida de los santos nos tiene que servir de patrón, para saber
como el Señor actúa en la historia. Los infieles no son los indiferentes, no son aquellos que pasan
del fenómeno religioso, son aquellos que declaran una especie de lucha
sistemática contra los cristianos, especialmente la Iglesia católica, y lo
realizan con fuerza y astucia para que ese fenómeno desaparezca, lo hacen como
ya lo hacían desde hace muchos siglos, lo hacen a través primero de la burla,
luego estrangulando la libertad de expresión religiosa, y a continuación se
pasa al ataque directo de la fe, que puede llegar incluso al linchamiento, al
asesinato y a la destrucción de los Templos.
La historia
hace que aprendamos cuáles son esos pasos a llevar a cabo para ponernos en
alerta cuando se empiezan a promover ciertas actitudes que pueden ser
peligrosas y destructivas, ¿cómo actúan en nuestros días los infieles?
Sobre todo con uno de los medios más
poderosos, que son los medios de comunicación, imitando ya a aquellos infieles
enfadados que hacían mofa y burla de la Iglesia y de los cristianos. Hoy vemos
como programas de gran audiencia difunden y atacan a la Iglesia, creando así
una campaña de desprestigio general. Y lo peor es que lo hacen sacando las
cosas de contexto, homilías de obispos a medio publicar en periódicos, de tal
manera que la opinión pública quede contrariada por aquello que se dice, en
verdad es una mentira echa con mala intención.
A esto hay que unir también las nuevas
leyes creadas por algunos gobiernos que ponen en evidencia el planteamiento
católico frente a otros liberales y deformados sobre lo que significa la ley
natural del hombre[4],
y así de esta manera el pensamiento cristiano queda de nuevo en entredicho.
Pero aún se pretende llegar mucho más lejos se están planteando nuevas leyes de
libertad religiosa para controlar el culto, lo que se hace y se dice, creando
así un control directo sobre la Iglesia y abrir algo que ya se vive en otros
países y que es la censura a la expresión del libre pensamiento cristiano y
también de los símbolos cristianos.
En definitiva vemos que la época en que
vivió san Juan de ribera no fue tan distinta a la nuestra, es más, se planteó
incluso renunciar a la diócesis de Valencia debido a la dificultad del momento.
Pero él sabía en lo más profundo de su
corazón la gran llamada que el Señor le había hecho para ser pastor de todos,
también de los alejados de la fe. Ostentó todos los poderes, el civil, el
religioso y el militar. Pudo luchar contra los enemigos de la fe y lo hizo con
paciencia y veneración a su misión.
Recorría todos los rincones de la diócesis
para anunciar la Palabra, para que todos conocieran a Cristo, cuidando mucho la
formación para que se conociera la Escritura, así como la preparación de los
futuros sacerdotes fundando el Colegio del “Corpus Christi” en Valencia y una
capilla en la que se veneraran como es digno los sacramentos, con una especial
devoción al Santísimo Sacramento. He aquí tres pilares fundamentales que
también son necesarios en nuestros días y que debemos tomar ese relevo:
formación en la Escritura y el Magisterio, una liturgia pura, limpia de abusos,
y la caridad, que tanto practicaba san Juan de Ribera como hizo desprendiéndose
de sus bienes en varias ocasiones.
También nombrar como san Juan de Ribera
tenía un trato especial con los niños y la juventud, es el futuro de una
sociedad y son los primeros que deben conocer a Jesucristo[5].
Acostumbraba a ponerse con una sillita en la plaza de Burjassot y así enseñaba la doctrina cristiana a los
niños, y luego les repartía dulces, monedas, ropas y aquello que necesitaran.
Hoy nosotros veneramos a nuestro patrón
para que él ilumine nuestras vidas, guíe nuestros pasos; recordemos aquellas
palabras de los niños cuando entregaba ya anciano su alma al Señor:
“El señor patriarca está en la gloria,
con la palma y corona de la victoria”.
En
sus funerales, se dice que abrió los ojos y se encendió su rostro para adorar
al Señor, en el momento de la consagración hasta la comunión del celebrante.
Hoy recordamos las palabras del Papa San Pío V, que habría pronunciado cuarenta
años antes, es ”Lumbrera para toda España”. Alabemos de esta manera con
devoción al ejemplo y modelo de san Juan de Ribera, afirmando con fe Alabado
sea el Santísimo Sacramento.
Javier Abad Chismol
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