¿HASTA
CUANDO, SEÑOR?
Esa es la pregunta
que nos hacemos cuando nos damos cuenta de que el mal está por todas partes,
como si lo dominara todo y fuera a ser el vencedor. ¿Hay más mal que bien?
Seguramente no, pero sí que es cierto que hace mucho más ruido y llama mucho
más la atención.
Cuando ponemos las
noticias, nos invaden con noticias destructivas; violencia, guerra, agresiones,
corrupción, crisis, etc. ¿Por qué el bien no es atractivo? El mal tiene una
fuerza especial que nos atrae, que nos seduce, nos incita y llega incluso a deformar
nuestra conciencia con el relativismo.
La fe se vive en
tiempos difíciles, el profeta Habacuc experimenta al igual que nos ocurre a
todos nosotros, que a pesar de las desgracias, los enfrentamientos, pruebas y
luchas que el justo vivirá por la fe.
Seamos valientes
en dar testimonio por la fe, que el mal no nos desmoralice y nos haga
desfallecer, el Espíritu del Señor nos da la fortaleza, el amor y constancia
para seguir.
Para eso
necesitamos que el Señor nos aumente la fe, para que cuando llegue la prueba y
la dificultad podamos seguir el camino que el Señor nos pone en nuestra vida.
Solo a la luz de la fe y con la fuerza del Espíritu Santo podremos entender la
pregunta inicial, ¿Hasta cuándo?
Entenderemos los
tiempos de Dios, su temporalidad, y sobre todo cual es la misión que el Señor
nos ha encomendado, que cuando estemos ante la presencia del Padre podamos
afirmar con honestidad; “Somos siervos inútiles: hemos hecho lo que teníamos
que hacer.
Javier Abad
Chismol.
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