LA VERDADERA SABIDURIA
¿Quién
comprende lo que Dios quiere? Queremos comprender lo que Dios quiere
sin conocerlo y sin acercarnos al misterio, es más, vivimos al margen de
este y luego, se le piden explicaciones de lo que nos acontece en la
vida. Es como si compráramos algo y tiráramos las instrucciones a la
basura y después denunciáramos al fabricante porque no sabemos
utilizarlo, eso es como vivir sin Dios, es necedad, y no sabiduría.
Nuestros pensamientos son frágiles, nuestro cuerpo corruptible, la sabiduría es la verdadera oración para entender los designios de Dios.
La nueva y verdadera sabiduría se manifiesta en el “reconocimiento” de la voluntad de Dios, y esta se basa en la libertad, el Señor nos ama y nos deja que nos equivoquemos, el Señor nos quiere libres, y para eso nos da la libertad, un precioso tesoro que puede convertirse en nuestra perdición.
Tenemos que estar dispuesto a amar al Señor sobre todas las cosas, de esta manera experimentaremos lo que es la verdadera libertad y la felicidad, no podemos querer más las cosas de este mundo, cosas frágiles como nuestra debilidad humana que tarde o temprano perdemos, el sabio es el que escucha al Espíritu, el que carga con la cruz y sigue al Señor sin condiciones.
En la vida tenemos que ser previsores, no querer ser como dioses, sobrevalorando nuestras fuerzas y negando a Dios, o lo que es más común, dejarlo de lado, sin negación hay ausencia, es el creyente no practicante, el que cree solo en su vida, sus proyectos, sus fuerzas, y Dios aparecerá cuando no haya remedio, es un dios tapa agujeros. Pidamos para que descubramos al Señor antes de que sea demasiado tarde, antes que nuestra frágil condición humana se marchite y agote.
Nuestros pensamientos son frágiles, nuestro cuerpo corruptible, la sabiduría es la verdadera oración para entender los designios de Dios.
La nueva y verdadera sabiduría se manifiesta en el “reconocimiento” de la voluntad de Dios, y esta se basa en la libertad, el Señor nos ama y nos deja que nos equivoquemos, el Señor nos quiere libres, y para eso nos da la libertad, un precioso tesoro que puede convertirse en nuestra perdición.
Tenemos que estar dispuesto a amar al Señor sobre todas las cosas, de esta manera experimentaremos lo que es la verdadera libertad y la felicidad, no podemos querer más las cosas de este mundo, cosas frágiles como nuestra debilidad humana que tarde o temprano perdemos, el sabio es el que escucha al Espíritu, el que carga con la cruz y sigue al Señor sin condiciones.
En la vida tenemos que ser previsores, no querer ser como dioses, sobrevalorando nuestras fuerzas y negando a Dios, o lo que es más común, dejarlo de lado, sin negación hay ausencia, es el creyente no practicante, el que cree solo en su vida, sus proyectos, sus fuerzas, y Dios aparecerá cuando no haya remedio, es un dios tapa agujeros. Pidamos para que descubramos al Señor antes de que sea demasiado tarde, antes que nuestra frágil condición humana se marchite y agote.
Javier Abad Chismol.
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