HE AQUÍ QUE HAGO TODAS
LAS COSAS NUEVAS
Nos encontramos ante una Iglesia naciente, una Iglesia joven
que nace en medio del anuncio del Kerigma y de la persecución. Pablo y Bernabé
visitaron las distintas comunidades con el objetivo claro de dar ánimo a todos y
a ser capaces de perseverar a pesar de las persecuciones. Como siempre nos
viene ese sentimiento de desconcierto, de no entender, de cómo el anuncio del
Evangelio, de la Buena Noticia, que es algo bueno para el hombre, es rechazado
en muchas ocasiones de una manera cruenta, porque no es que aparten la mirada,
sino que el rechazo se hace activismo y llega incluso a querer acabar la vida
de los cristianos y de sus mensajeros.
Esto nos llena de dudas a todos nosotros, “la tribulación es
una prueba”, porque no siempre haciendo las cosas bien, es decir, haciendo la
voluntad de Dios, recibimos el bien, ¿es la cruz un fracaso de Dios? Es un
intento de matar a Dios, pero no un fracaso porque él vence la muerte con la
resurrección, y no toma en cuenta el mal del hombre porque quiere que todos los
hombres se salven.
San Juan contempla en el Apocalipsis, como Dios vence al mal
y a los poderes de este mundo, vence la injusticia, el dolor, la muerte, el que
cree en Jesucristo se convierte en una criatura nueva, pasa de la muerte a la
vida, es el peregrinar desde la Jerusalén terrestre a la Jerusalén celeste, es
la victoria del bien sobre el mal, de la
vida sobre la muerte.
Jesús nos invita a no caer en las actitudes del mundo, nos
llama al amor y la caridad, y esta empieza entre los más cercanos, no podemos
decir que amamos al señor si luego entre nosotros nos odiamos, nos dice Jesús
que reconocerán que somos discípulos por el amor de unos a los otros.
Javier Abad Chismol
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