ESCUCHA Y SERAS PUEBLO
SANTO Y SENSATO
Semana XXII del Tiempo
Ordinario (B-2012)
Lo más importante que podemos hacer los cristianos es tener
un espíritu dócil a la voluntad de Dios, es decir, que muchas veces andamos
extraviados, como ovejas sin pastor, perdidos y sin rumbo, pero si esto nos
pasa es sobre todo porque no sabemos escuchar, porque vamos cegados por
nuestros avatares diarios, con nuestras cosas, y por lo tanto no tenemos
abierto ni el oído ni el corazón.
Sabemos cuál es la Ley, pero no la cumplimos, o si no la adaptamos.
La lectura del libro del Deuteronomio nos habla del cumplimiento de la Ley de
Dios, nos dice que no la deformemos, que no la aumentemos y que no la
recortemos, en definitiva, se nos dice que no juguemos a ser dioses, que
escuchemos y podremos caminar hacia la santidad y la sensatez.
El apóstol Santiago nos interpela a que escuchemos la
Palabra, que esa Palabra tiene poder para salvarnos, que seamos dóciles a la
escucha y a su cumplimiento, no nos podemos conformar solo con la escucha,
porque puede ser que no estemos atentos, bien por dejadez o porque no nos
conviene. Nuestra religiosidad auténtica consiste en que la Palabra y los
Mandamientos dan fruto en nosotros, y se manifiesta con una caridad verdadera,
ayudar a los más necesitados y no quedar contaminados por el mundo.
Por eso Jesús no invita a ser auténticos, a salir de la doble
moral, a dejar ritualismo sin fundamento, no podemos honrar al Señor con los
labios si nuestro corazón está lleno de odio y de rencor, nuestro alejamiento
del Señor nos lleva a sacar de nosotros lo peor que llevamos dentro, que
podamos siempre estar unidos a Él para que nuestra vida sea reflejo del amor de
Dios.
Javier Abad Chismol
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Salmo responsorial |
Sal 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5 (R/.: 1a) R/. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda? El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. R/. El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor. R/. El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que así obra nunca fallará. R/. |
Segunda lectura Llevad a la práctica la palabra Lectura de la carta del apóstol Santiago (1, 17-18. 21b-22. 27) Mis queridos hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni períodos de sombra. Por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas. Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo. Palabra de Dios |
Aleluya
St 1, 18 El Padre, por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas. |
EVANGELIO
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres + Lectura del santo evangelio según san Marcos (7, 1-8. 14-15. 21-23) En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.) Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: — «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?» Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.» Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: —«Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.» Palabra del Señor |
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