PERMANECED EN MI AMOR
Comienza la labor de la Iglesia Primitiva, de los primeros
pasos de los discípulos y seguidores de Jesús, son impulsados por la fuerza que
viene de lo alto, por el Espíritu Santo.
Muchos tienen miedo, saben lo que le ha pasado a Jesús y que
es muy probable que a ellos les pueda pasar algo similar. Pablo se ha puesto a
trabajar ya en la viña del Señor, ha recibido la gracia de la conversión, ha
sido llamado y no duda en ponerse en camino, en cumplir la misión que el mismo
Señor le ha encomendado.
Todos debemos vivir ese proceso de conversión y de llamada, y
que esto sirva para ponernos en camino, para no dudar y seguir adelante a pesar
de las dificultades; “Dichosos seréis
cuando os persigan y os calumnien por mi culpa”. Aceptar el mandato divino,
es estar dispuesto a llevar sobre nuestras espaldas el peso de la cruz y el
sufrimiento; “Si el grano de trigo no
muere no puede lar fruto”, morir es vivir, morir es nacer a la vida eterna.
Amemos y cumplamos la voluntad de Dios y los mandamientos, no
de boca, sino con hechos, demostremos nuestra fidelidad al amor de Dios y no
desfallezcamos ante las dificultades y esto es estar unido y configurado con
Cristo.
Nosotros somos los sarmientos, Cristo es la vid, y el Padre
es el segador, no podemos dar frutos abundantes si nos separamos de la vid, por
eso tenemos que permanecer unidos a Cristo, eso es escuchar la Palabra y
ponerla por obra, el resto es marchitarse y morirse, los sarmientos muertos se
tiran al fuego y se eliminan. Sin Cristo no podemos hacer nada, seamos honestos
con nosotros mismos y con la verdad y permanezcamos unidos en el amor.
Javier Abad Chismol
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