MIRARÁN AL QUE TRASPASARON
Saulo,
Saulo, ¿Por qué me persigues?, oyó Pablo, en el camino de Damasco: “Soy Jesús a
quien tu persigues”. Jesús se identifica con sus seguidores, con sus
discípulos, esto quiere decir que perseguir, calumniar, atacar a la Iglesia, es
hacerlo al mismo Jesucristo y esto no puede quedar impune, porque es el mismo
Señor el que sale en su defensa, en defensa de sus miembros, de su Cuerpo que
es la Iglesia cuya Cabeza es el mismo.
En Jesús,
muerto en la cruz, se revela la identidad del “traspasado” la
persecución y eliminación de la verdad y de la revelación, en su costado
abierto se manifiesta el manantial de su Espíritu difundido sobre todos los
hombres, el nuevo pueblo de Dios reunido en la Iglesia a los pies de la cruz.
Todos
somos Hijos de Dios, miembros de Cuerpo que es la Iglesia, ser de Cristo es dar
testimonio de Dios ante los hombres, de esta manera Cristo vive en cada uno de
nosotros por medio del bautismo, unidos en la diversidad para un fin común que
se basa en la unidad.
Hoy se
nos pregunta a cada uno de nosotros; ¿quién es Jesús para ti? Hoy sabemos si
estamos confundidos, si le reconocemos en la Palabra, en la Iglesia, en los
sacramentos y en nuestros hermanos.
Reconocer
a Cristo es negarnos a nosotros mismos, cargar con nuestra cruz, con nuestras
dudas, nuestros miedos, miserias y pecados y seguir al Maestro, mirar el árbol
de la cruz, mirar al que traspasaron, al que se entregó y se entrega por puro
amor.
Javier Abad Chismol
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