¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?


MIRARÁN AL QUE TRASPASARON


     Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?, oyó Pablo, en el camino de Damasco: “Soy Jesús a quien tu persigues”. Jesús se identifica con sus seguidores, con sus discípulos, esto quiere decir que perseguir, calumniar, atacar a la Iglesia, es hacerlo al mismo Jesucristo y esto no puede quedar impune, porque es el mismo Señor el que sale en su defensa, en defensa de sus miembros, de su Cuerpo que es la Iglesia cuya Cabeza es el mismo.


     En Jesús, muerto en la cruz, se revela la identidad del “traspasado” la persecución y eliminación de la verdad y de la revelación, en su costado abierto se manifiesta el manantial de su Espíritu difundido sobre todos los hombres, el nuevo pueblo de Dios reunido en la Iglesia a los pies de la cruz.
     Todos somos Hijos de Dios, miembros de Cuerpo que es la Iglesia, ser de Cristo es dar testimonio de Dios ante los hombres, de esta manera Cristo vive en cada uno de nosotros por medio del bautismo, unidos en la diversidad para un fin común que se basa en la unidad.
     Hoy se nos pregunta a cada uno de nosotros; ¿quién es Jesús para ti? Hoy sabemos si estamos confundidos, si le reconocemos en la Palabra, en la Iglesia, en los sacramentos y en nuestros hermanos.
     Reconocer a Cristo es negarnos a nosotros mismos, cargar con nuestra cruz, con nuestras dudas, nuestros miedos, miserias y pecados y seguir al Maestro, mirar el árbol de la cruz, mirar al que traspasaron, al que se entregó y se entrega por puro amor.

Javier Abad Chismol

Comentarios